La cooptación del movimiento estudiantil como estrategia del progresismo

En el marco del primer llamado a paro nacional estudiantil desde el inicio del mandato de Gabriel Boric, convocado por la CONFECH, nos parece relevante exponer como esta coyuntura representa un ejemplo de los mecanismos de cooptación y fortalecimiento de la democracia burguesa que utiliza el progresismo para dar sustento a su estrategia de gobernabilidad.

Como ya hemos dicho, las últimas elecciones presidenciales marcan el cierre de un periodo de transición iniciado con la revuelta del 18 de octubre, y la apertura de un nuevo escenario donde la reorganización del bloque en el poder se sustenta en la victoria de la estrategia de gobernabilidad de “ampliación democrática”, que incorpora en la administración del estado a los sectores medios, mostrando una aparente imagen de ”renovación y democratización” política, dándole una cara más “amigable” a la miseria y explotación de este sistema. Así se abre paso, poco a poco, una aparente solución a la crisis de la democracia burguesa, con el fin de resguardar los intereses de los mismos de siempre: la gran burguesía chilena y extranjera. En este sentido, somos enfáticos en que este gobierno viene a salvar, a través de las estructuras de la democracia burguesa, la crisis que atraviesa hoy el sistema capitalista en Chile, y por ende, en ningún caso, a cambiarlo de raíz o “gobernar para el pueblo”, como de forma ingenua algunos piensan.

Es en este contexto, que es de vital importancia leer qué rol juegan las organizaciones sociales conducidas por el progresismo (CONFECH) en el gobierno actual y cómo su política, a pesar de su aspecto “representativo y participativo”, es enemiga implícita de los intereses del estudiantado popular y la clase trabajadora en nuestro país.

Sobre la cooptación de la agenda estudiantil

Para que Gabriel Boric pueda gobernar de forma tranquila, representando a los distintos sectores de la burguesía con su programa progresista, la cooptación de la agenda social se vuelve un elemento clave para su condición de éxito. En este sentido, sostenemos que el trabajo llevado a cabo por organizaciones como la CONFECH, funciona: 1. Como propulsor de las medidas programáticas del gobierno para darle a este un aspecto participativo y democrático y 2. Como contenedor y catalizador del evidente descontento de las masas populares frente a un gobierno que no los representa.

Es por esto, que la conducción o dirección política de los procesos de movilización social, de parte de los brazos sociales del progresismo, son prioridad para que el gobierno pueda llevar a cabo su estrategia de gobernabilidad con éxito. Generar esta aparente conexión con la clase trabajadora, y por ende, con sus intereses y demandas, es la forma por excelencia que tiene el bloque en el poder, para ahogar el descontento social en referentes y alternativas que él mismo propone.

En particular, respecto a la coyuntura levantada por la CONFECH, a través de la lucha por el aumento de la BAES, podemos reconocer en esta, la intención abierta de anticipar la jugada a un posible proceso de movilización social que desborde su margen institucional, y por lo tanto generar un escenario donde, bajo la misma dirección política del progresismo, pueda manejar la movilización dentro del cauce institucional y al alero del programa gobierno y las demandas que este esté dispuesto resolver. Es así como la CONFECH, lejos de ser un instrumento para la organización y movilización de los estudiantes, en la práctica no es más que una herramienta de cooptación y limitación política del estudiantado, funcional a la estrategia de los Partidos que hoy dirigen el gobierno.

¿Hacia dónde debe caminar entonces, el movimiento estudiantil? ¿Cuáles son las tareas de los estudiantes revolucionarios en el escenario actual?

Frente a este escenario, nuestra respuesta es clara y tajante: el camino del progresismo no es, y jamás será, el camino del pueblo. Hoy más que nunca, es prioritaria la construcción de espacios de organización, reflexión y movilización, donde la autonomía de clase y el protagonismo popular jueguen un rol crucial. Impulsando consigo, la construcción de un movimiento estudiantil revolucionario capaz de poner al centro de la mesa sus intereses y reivindicaciones como estudiantes populares y miembros de la clase trabajadora, dejando atrás los espacios de “representación” burguesa que sólo obstaculizan la conquista de los derechos que se nos han sido negados a lo largo de la historia.

Es nuestro deber construir una alternativa revolucionaria que tenga la capacidad de dinamizar el conflicto de la lucha de clases en Chile, logrando que los estudiantes impulsen sus propias demandas y reivindicaciones frente a un gobierno que se llena la boca hablando de pueblo mientras justifica la represión y explotación que vivimos diariamente. En este sentido, ponemos la organización autónoma del estudiantado, fuera del marco institucional que coloca la CONFECH (y mediante ella el mismo gobierno), así como la protesta en las calles, como elementos cruciales para dar vuelco a la situación política actual, donde el estudiante pueda asumir un rol protagónico pero al servicio de su clase, y no de los intereses del gobierno de turno, generando las condiciones para avanzar de forma real en el largo camino por la conquista de la sociedad que queremos, y dentro de ella por la educación digna que se le ha negado por tanto tiempo a nuestro pueblo.

 

Distintos gobernantes la misma educación, única solución ¡Revolución!